NEUROCIENCIAS
La Neurociencia cognitiva es un área académica que se ocupa del estudio científico de los mecanismos biológicos subyacentes a la cognición, con un enfoque específico en los sustratos neurales de los procesos mentales y sus manifestaciones conductuales. Se pregunta acerca de cómo las funciones psicológicas y cognitivas son producidas por el circuito neural.
La Neurociencia cognitiva es un área académica que se ocupa del estudio científico de los mecanismos biológicos subyacentes a la cognición, con un enfoque específico en los sustratos neurales de los procesos mentales y sus manifestaciones conductuales. Se pregunta acerca de cómo las funciones psicológicas y cognitivas son producidas por el circuito neural.
El termino neuropsicología aparece estrechamente vinculado a la Neurología y es de aparición relativamente reciente, ya que surge en 1949, cuando Donald Hebb lo introduce como una ciencia especializada en las relaciones cerebro-conducta especialmente para los casos en que se ha producido lesión o disfunción cerebral. Su cuerpo teórico se basa en los descubrimientos sobre localización de funciones que realizaron los afasiólogos Broca y Wernicke a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Su principal objeto de estudio esta centrado en las relaciones cerebro-conducta y las consecuencias del daño cerebral sobre la conducta.
Estudia específicamente las funciones mentales superiores en relación con las bases neuroanatómicas y los procesos neuropsicológicos subyacentes.
Se interesa tanto por el desarrollo como por la actividad misma de estas funciones. Es decir, su objetivo central es no sólo analizar cuándo la función se altera por una lesión cerebral, sino también facilitar los medios para optimizar el desarrollo. Así, la neuropsicología, además de la evaluación neuropsicológica, es también rehabilitación cognitiva e investigación.
El rasgo principal de la clínica Neuropsicológica es su carácter interdisciplinario. Esto se debe a que las funciones psicológicas complejas (lenguaje, praxias, gnosias, etc.) se ven frecuentemente afectadas como consecuencia de patologías neurológicas, psicológicas y/o neuropsiquiátricas. Como práctica clínica se ocupa del diagnóstico y tratamiento de rehabilitación y/o compensación, de las secuelas que esas afecciones cerebrales dejan en las funciones psicológicas superiores. Para ello se vale del aporte de otras disciplinas como la Neurología, Psicología, Psiquiatría, Psicopedagogía etc. que complementan la Evaluación Neuropsicológica y permiten establecer un diagnostico clínico diferencial.
Antecedentes históricos
Además de la secuencia histórica asociada a la neurona y a los conjuntos neuronales, es posible seguir la evolución de la neurociencia considerando la secuencia histórica de las teorías destinadas a establecer la función de cada sector del cerebro, o bien la consideración de que no existiría una locación concreta de las funciones cerebrales.
Frenología
Las primeras raíces de la neurociencia cognitiva están en la frenología. El neurólogo alemán Franz Joseph Gall (1758-1828) desarrolla el sistema frenológico, mediante el cual cada facultad psíquica tendría su asiento en determinado grupo de células cerebrales. Así, toda la corteza cerebral estaría constituida por “órganos” distintos.
Campo agregado
Pierre Flourens, un fisiólogo experimental francés, fue uno de los muchos científicos que desafió las posturas de los frenólogos. Efectuaba la ablación de partes del cerebro de animales y estudiaba su conducta. De manera que, según lo que los animales dejaban de hacer, podía inferir las funciones de la parte extraída. Observó que con el tiempo se restablecía la función original, con independencia de la parte dañada.
Localizacionistas Tardíos
Estudios de origen europeos realizados por científicos tales como John Hughlings Jackson causaron que la visión localizacionista o seccionista del cerebro resurgiera como la principal manera de entender el comportamiento. Jackson estudió pacientes con daño cerebral, particularmente aquellos con epilepsia. Descubrió que los pacientes epilépticos a menudo hacían los mismos movimientos clónicos y tónicos de músculos durante sus ataques. Esto llevó a Jackson a proponer un mapa topográfico del cerebro, el cual fue esencial para el futuro entendimiento de los lóbulos cerebrales.
En 1861, el neurólogo francés Paul Broca se encontró con un hombre que era capaz de entender el lenguaje pero incapaz de hablar. Luego de que fallece, Broca estudia su cerebro y encuentra una lesión en el tercio posterior de la circunvolución frontal inferior del hemisferio izquierdo.
Estudia a otros pacientes con problemas similares y encuentra las mismas lesiones en la, ahora, denominada “área de Broca”. Este neurólogo y antropólogo francés expresó: “Nosotros hablamos con el hemisferio izquierdo”.
Carl Wernicke, un neurólogo alemán, encontró un paciente similar, a excepción de que este paciente podía hablar fluidamente pero no sensiblemente. Descubre lo que ahora se denomina “área de Wernicke”, que es una zona del cerebro cuyas lesiones producen perturbaciones en la comprensión del habla. Sus descubrimientos, junto a los de Broca, estimularon los estudios localizacionistas durante el siglo XIX.
El neuroanatomista alemán Korbinian Brodmann usó técnicas de tinción de tejidos para ver los diferentes tipos de células en el cerebro. A través de este estudio, Brodmann concluyó en el año 1909 que el cerebro humano consistía de cincuenta y dos áreas diferentes, ahora llamadas áreas de Brodmann.
Walter R. Hess descubre la organización funcional del cerebro medio como coordinador de las actividades de los órganos internos. Empleando estimulación eléctrica en ciertas zonas del mesencéfalo, Hess pudo reproducir funciones autónomas espontáneas, modificaciones en la respiración o la circulación.
Los estudios de Roger W. Sperry permitieron conocer las funciones diferenciadas de los hemisferios derecho e izquierdo, estableciendo que, aunque cada uno de éstos intercambia información con el otro por medio del cuerpo calloso y otras comisuras más pequeñas, existen notables diferencias en la forma de procesamiento de la información. David H. Hubel y Torsten Wiesel descubren las características del procesamiento de la información visual. Estudiando su desarrollo en gatos pequeños, detectaron la capacidad de las neuronas corticales para reorganizarse ante situaciones de privación sensorial y establecieron que la reorganización de las neuronas corticales ocurre sólo en periodos determinados.
Durante años la hipótesis dominante era que el cerebro pierde su plasticidad y capacidad de cambio a medida que envejecemos, sin embargo hoy existe evidencia creciente de que el cerebro mantiene su plasticidad hasta muy entrada la edad adulta y posiblemente durante toda la vida. El cerebro es considerado como un órgano extremadamente dinámico en permanente relación con el medio ambiente, por un lado, y con los hechos psíquicos o los actos del sujeto, por otro. []Esto significa que la red neuronal es altamente sensible a los cambios y a la contingencia, de modo que el proceso de interacción de los diferentes acontecimientos ocurridos en la vida de un sujeto, produce cambios que remodelan una y otra vez su cerebro creando nuevas conexiones sinápticas y aumentando el tendido de redes neuronales. La variabilidad del tamaño y tipo de redes neurales acumuladas en la unidad Cerebro-Mente, a lo largo del tiempo es lo que se conoce como Neuroplasticidad. La neuroplasticidad por lo tanto, es la posibilidad que tiene el cerebro para adaptarse a los cambios o funcionar de otro modo modificando las rutas que conectan a las neuronas. Este es un concepto central en el campo de la Neuropsicología en donde la importancia de las habilidades y estructuras cognitivas, así como el uso de estrategias para la enseñanza-aprendizaje cobran una nueva dimensión. En esta marco, la neuropsicología infantil adquiere una especial importancia debido al incremento de las tasas de supervivencia de niños que hasta hace poco tiempo fallecían como consecuencia de sus precarias condiciones físicas y que hoy como contrapartida negativa de la tasa de supervivencia, tenemos la presencia de poblaciones de riesgo formadas por niños que presentan no sólo deficiencias físicas sino también del desarrollo de su sistema nervioso. Patologías como dificultades especificas del lenguaje, hiperactividad y trastornos psicomotores, que afectan a más del 10% de la población (J.G.Milichap 1975), han generado una creciente preocupación socioeducativa. La necesidad de prevenir e identificar los signos neurológicos blandos que acompañan a los futuros niños con dificultades de aprendizaje, es otra de las razones que refuerzan la importancia de la neuropsicología que, a través de herramientas específicas de evaluación, puede detectar en muchos casos, disfunciones cerebrales infantiles que pasan desapercibidas en los exámenes neurológicos rutinarios.
Del mismo modo y teniendo en cuenta que la neuroplasticidad se mantiene a lo largo de toda la vida, la Evaluación Neuropsicológica y el ejercicio cognitivo como forma de prevenir el declive mental y mejorar las funciones cerebrales deterioradas por lesiones, se constituye sin lugar a dudas, en una de las principales herramientas para contribuir a mantener y mejorar la calidad de vida en la edad adulta. De cara a estos avances científicos, tecnológicos y de investigación; se hace indispensable la capacitación profesional en Neurociencias que permita tender puentes conceptuales entre las distintas disciplinas y genere una nueva mirada sobre la interrelación cerebro-comportamiento; para hacer frente a los desafíos que sistemas cada vez más complejos, tanto biológicos, económicos como sociales; nos propone el mundo actual.
Lic. Susana E. Keller
Especialista en Neuropsicología Cognitiva
No hay comentarios:
Publicar un comentario