viernes, 20 de agosto de 2010

Hablamos de Psicopedagogía

¿¿¿De qué hablamos cuando hablamos de Psicopedagogía???

Es interesante escuchar todavía algunas creencias acerca de la disciplina, tales como: …”los psicopedagogos son psicólogos de niños”… …”son como maestras especiales”…”son maestras recuperadoras”…. “están en el gabinete de la escuela”…”son una mezcla de psicólogos y docentes”…. Y bien… algo de lo que “se cree” es, pero no del todo. Aquello que queda “entre” lo psicológico, la docencia, el vínculo que se da, que se construye “entre” dos o más personas para que el conocimiento tome forma, accione.
Concretando el concepto, podemos decir que el campo de la Psicopedagogía se vincula esencialmente con el aprendizaje humano.

La intervención psicopedagógica está relacionada con el aprendizaje de los sujetos en general y, al mismo tiempo, con la singularidad de cada sujeto, por ende, el campo de esta disciplina es sumamente vasto y rico, ya que el aprendizaje da inicio cuando un individuo nace y varía evolutivamente. Esto implica que en cada etapa, cada período del Desarrollo de un sujeto, el aprendizaje tiene características diferentes. Decimos entonces, que los
psicopedagogos somos profesionales del área de la Salud como así también de la Educación, pero que nuestra intervención es siempre terapéutica.

La evolución mencionada se encuentra condicionada por diversos factores, como son, los genéticos, congénitos, psicológicos, socio-ambientales, que pueden ser englobados en los llamados aspectos bio-psico-sociales que facilitan o bien obstaculizan la construcción de un sujeto con habilidades y estrategias para apropiarse del conocimiento, es decir, para aprender y para insertarse en el mundo de la cultura y de lo simbólico, por el cual ese sujeto adquiere un sentido.

Es importante tener en cuenta que el sujeto se va construyendo gracias a los vínculos que establece desde su nacimiento, incluso desde el momento de su concepción, del contacto que tiene con su madre, del amor y los cuidados que recibe del ambiente en el que se desarrolla. Por eso decimos que el aprendizaje tiene una matriz vincular y una raíz corporal.
Destacamos que los primeros seis años de vida del niño son decisivos para desarrollar adecuadamente sus potencialidades, y sobre todo, los tres primeros años son la base del desarrollo y posterior puesta en marcha de sus capacidades.

Los psicopedagogos podemos intervenir desde muy temprana edad, incluso durante el embarazo, para dar a los futuros padres “herramientas” para el inicio de la crianza de su hijo, al igual que durante los primeros años de vida del niño, para brindarles orientación acerca de las acciones que favorecen o bien facilitan el aprendizaje de su hijo. Esto se denomina PROMOCION de la salud.
Trabajamos realizando evaluaciones para corroborar que el Nivel de Desarrollo de un niño sea coincidente con su edad cronológica. Esto se denomina PREVENCION de la salud.
Se interviene, entonces, desde la “normalidad”, desde la evolución del aprendizaje, como así también, en situaciones en donde el mismo se encuentra alterado, provocando en el sujeto “problemas de aprendizaje”, en alguno de los niveles del sistema educativo. Este tipo de intervención se encuentra de lo considerado como abordaje clínico
Resaltamos que, posicionar la intervención psicopedagógica desde la Promoción y la Prevención de la Salud tiene que ver con un nuevo paradigma de la posmodernidad, de los nuevos tiempos que nos toca transitar, que se basa en un criterio denominado “salugénico”, el cual forma parte de un enfoque ecológico en el que todo es “aprovechable” para aprender, incluso la adversidad.
Destacamos que el enfoque salugénico nos permite fomentar la salud, ubicarnos “entre” el “conflicto y lo ideal”, y ayudar a quien porta problemática en el aprendizaje, para que aprenda a aprender….


Lic Sandra Spada
Presidente Cippsi

COMUNICACION: LENGUA DE SEÑAS


"Comunicación: algo más que una palabra"


“La comunicación humana es más que medio y mensajes, información y persuasión; también satisface una necesidad más profunda y sirve a un fin más elevado. Ya sea clara o confusa, tumultuosa o silenciosa, deliberada o fatalmente involuntaria, la comunicación es el campo de reunión y el fundamento de la comunidad. Es en resumen, la conexión humana esencial.” Floyd Matson

Numerosos estudios señalan la importancia de la comunicación en la construcción de la subjetividad.

El objetivo de este artículo es llamar la atención sobre esta relación, especialmente en el caso de las personas sordas.
El lenguaje tiene una gran importancia en el desarrollo del pensamiento. Desde los primeros años de la vida de un niño, los intercambios sociales y comunicativos van a tener una marcada incidencia en su desarrollo cognitivo. Además, el lenguaje sirve para planificar y para regular la propia acción humana. El lenguaje ocupa, por lo tanto, un papel central en los procesos del conocimiento. En primer lugar, porque se utiliza para comprender la información, en segundo lugar, porque es en gran medida uno de los soportes principales en los que se guarda información, y en tercer lugar, porque favorece el razonamiento abstracto.
Por otra parte, antropólogos y lingüistas resaltan el vínculo que se establece entre lengua y cultura. Cada lengua encierra, en sí misma, una visión del mundo; no funciona como un medio para reflejar la realidad, sino que, en cierta medida, la construye. En este sentido, la lengua común es, entre otros factores, un elemento decisivo para que una comunidad se mantenga unida. En el caso de la comunidad sorda, la lengua de señas agrupa a sus integrantes, otorgándoles un sentido de pertenencia que va más allá del déficit auditivo. Existe, por lo tanto, una voluntad de aproximación entre las personas sordas que depende del interés por compartir experiencias, poniendo de manifiesto la fortaleza de las relaciones, congregándolos alrededor de la lengua de señas.

Las lenguas de señas han suscitado, a lo largo de los años, intensos debates y posturas antagónicas respecto de su uso. Son diversas las áreas que se ocupan de estudiar este problema; sin embargo, los únicos que se sitúan afuera de tales controversias son los sordos, quienes, a pesar de las prohibiciones y desprestigio en el uso de la lengua de las que fueron objeto, la siguieron utilizando y transmitiendo de generación en generación, solicitando incansablemente su reconocimiento y su incorporación al ámbito educativo y al ámbito socio-cultural. Esta defensa de su lengua natural encuentra su justificación, precisamente, en esta capacidad para conformar la identidad de las personas sordas y su interacción con la comunidad a la que pertenecen.
Sin embargo, los miembros de la comunidad sorda no están aislados de la sociedad mayoritariamente oyente a la que también pertenecen, por lo tanto, es esencial facilitar la comunicación para derribar las barreras que podrían coartar la participación de las personas sordas en la sociedad en la que viven. La lengua debe ser, ante todo, una herramienta de comunicación y, fundamentalmente, un vehículo para que el sujeto pueda expresarse libremente y conocer el pensamiento y el sentir de quienes lo rodean; en definitiva, el elemento central para construir su subjetividad y generar para sí mismo un sentimiento de pertenencia (a su familia, a la comunidad, a la sociedad que lo contiene).
El ambiente familiar es una de las variables que mayor impacto tiene en el desarrollo de una persona. Si el niño carece de un sistema de comunicación adecuado, ¿cuál es el resultado de la interacción en el hogar?, ¿cómo se le facilita información para que crezca emocionalmente y a su vez asimile las normas sociales que le aseguren una relación basada en ellas con aquellas personas que lo rodean?
Un ejemplo de cómo funciona esta problemática se obtiene al comparar el aprendizaje y el desenvolvimiento familiar de un niño sordo hijo de padres sordos, y el de un niño sordo hijo de padres oyentes. En el primer caso, el niño es expuesto desde el principio a un sistema de comunicación de características viso-gestuales, en el que sus padres son comunicadores competentes por ser sordos, usuarios de la lengua de señas. Es por esto que este niño puede construir un vocabulario en esta lengua semejante al de un niño oyente de edad similar, y puede dialogar sobre temas muy diferentes con sus interlocutores, así como de objetos y acontecimientos presentes y ausentes. Esta forma de comunicación, además, le permitirá al niño mantener una conversación fluida con otros niños y adultos sordos, lo que favorece una identidad personal positiva. En consecuencia, le permitirá el acceso en el futuro a la cultura de la comunidad sorda y, paralelamente, irá ingresando al conocimiento del español como segunda lengua con más facilidad y rapidez, porque estará inmerso en una situación de aprendizaje que no es unilateral; tendrá una participación activa en la conquista de los conocimientos a partir de la comunicación con los maestros y sus compañeros.
Por el contrario, la mayoría de los niños sordos tienen padres oyentes, quienes optan generalmente por la comunicación exclusivamente oral, privándolo al niño sordo de esa lengua natural. La presencia de un hijo sordo en una familia produce en los padres un profundo impacto emocional, especialmente si no tienen ninguna experiencia previa con la comunidad sorda. Su tristeza inicial puede convertirse en ansiedad, si no reciben una orientación satisfactoria. En ocasiones, los padres mantienen una posición defensiva y no aceptan la necesidad de nuevas alternativas comunicativas con su hijo. El interés que tienen de que su hijo se diferencie lo menos posible de otros niños los conduce a rechazar los sistemas viso-gestuales de comunicación.
El niño sordo, al principio, no encuentra satisfacciones en el lenguaje oral, porque el conocimiento que posee de él es tan limitado que no le permite expresarse con libertad. A su vez, esto dificulta la comunicación con su familia, que se dirige a él en una lengua que no comprende del todo y que no reconoce como propia. Los padres pueden vivir experiencias de frustración e incomunicación, lo que conduce en muchos casos a que reduzcan sus iniciativas o a que las interacciones sean muy simples. Así, el niño se ve privado del placer del aprendizaje, del reconocimiento de las pequeñas conquistas y de la satisfacción de entender y hacerse entender. Por otra parte, al no tener competencia en la lengua de señas se reduce en el niño la posibilidad de establecer vínculos con la comunidad sorda y se lo despoja de modelos adultos que puedan funcionar como guías, que le proporcionarán una sensación de participación y proyección de sus posibilidades en el futuro.
Postergar la comunicación precoz del niño sordo en el seno familiar, le quita la oportunidad de organizar por medio de una lengua natural el mundo que lo rodea, imponiéndosele un déficit adicional al ya existente.
Lo principal es evitar la comunicación continua y unilateral; por el contrario, hay que darle al niño la oportunidad de responder con los derechos y privilegios de un individuo único. A menos que se establezca una comunicación mutua, los padres y los docentes seguirán hablando para sí y el niño sordo continuará perdiendo el más precioso e irrecuperable momento para la interiorización y desarrollo del lenguaje, a pesar de las buenas intenciones de la familia y de la escuela.
No hay motivos para que los padres oyentes no piensen en el aprendizaje y la incorporación de la comunicación a través de la lengua de señas, ya que ésta les permitirá a sus hijos sordos obtener y procesar más información, y la relación padre e hijo, establecida en base a un código común, será fundamental para el desarrollo psico-social posterior, evitando que se produzca una reducción progresiva en la comunicación mutua.
Creemos que vale la pena seguir investigando en este campo, contrastando nuevos resultados y aportando elementos de reflexión para mejorar la comunicación y la educación de los niños sordos.
Hoy existe una real necesidad de que cada vez más investigadores, profesionales de la educación y la familia trabajemos aunados, con el propósito de optimizar el desarrollo de estos niños, dado que éste es el motivo conductor de los esfuerzos de todos y cada uno de nosotros.

Alejandrina Diaz Rosciszewski
PSICOPEDAGOGA.

miércoles, 11 de agosto de 2010

NOTA MEDIOS en NECOCHEA

NOTA REALIZADA EN UNO DE LOS MEDIOS VIRTUALES DE LA CHARLA DEL SABADO 7 EN NECOCHEA.